Torre d’en Rovira

Patrimonio

A causa del asedio constante por parte de los corsarios berberiscos, que capturaban a los isleños e incluso los vendían como esclavos en los mercados africanos, en el siglo XVIII la Corona Española ordenó construir una red de torres de defensa. Algunas fueron armadas con cañones y todas tuvieron vigías, con el objetivo de alertar a la población cuando se aproximaba el enemigo, para que corriera a refugiarse en los templos o en las docenas de torres prediales repartidas por el interior de la isla.

La d’en Rovira es la de mayor altura y diámetro, fue construida en 1763 y defendía la bahía de Portmany. Constituye un mirador excepcional de los islotes de poniente, al estar ubicada entre Cala Bassa y Platges de Comte, frente al islote de sa Conillera. Llegó a estar armada con dos cañones y dos torreros permanecían destinados a este puesto de forma permanente.

Aunque actualmente dispone de entrada en la planta baja, entonces solo podía accederse a su interior a través de una puerta situada en el segundo nivel y una escalera de madera, que se replegaba en caso de acecho enemigo. Abajo se acumulaba agua, leña, pólvora y víveres, mientras que arriba, en una cámara abovedada, residían los torreros. La vigilancia se realizaba desde la azotea, donde también estaban situadas las piezas de artillería, y las distintas plantas se comunicaban mediante una escalera circular adosada al muro.

La torre permaneció operativa hasta 1867, cuando la presencia de corsarios enemigos dejó de ser un peligro. Hoy es de titularidad privada y se encuentra en buen estado de conservación.

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