Frente a los apabullantes acantilados del área natural de es Amunts, donde se contemplan paisajes sin rastro de presencia humana, aguardan ses Margalides, dos pequeños islotes con una extraordinaria singularidad. El mayor, na Foradada, tiene forma de herradura y su centro está hueco por la base, a modo de arco, de tal manera que las embarcaciones pequeñas sin mástil pueden atravesarla. El islote pequeño es tan solo un empinado farallón y se le conoce como es Picatxo.
Na foradada alcanza los 45 metros de altura en la parte superior del arco. Allí crece una planta fanerógama (Euphorbia margalidiana), única en el mundo, ya que solo existe aquí y tal vez en s’Illa Murada, cerca del Port de Sant Miquel, donde fue trasplantada para tratar de garantizar su supervivencia.
Ambos islotes constituyen uno de los paisajes submarinos preferidos por los buceadores. Frente a ellos, al pie del acantilado vertical, aguarda la orilla de ses Balandres, accesible desde el llano de Santa Agnès mediante un sendero que serpentea por el precipicio y que solo es apto para personas en buena condición física y que no padecen vértigo.