El pasado viernes tuvo lugar una nueva edición de las ‘Xerrades Essencials’ de Es Nàutic, que en esta ocasión estuvo dedicada a la Cofradía de Pescadores de Sant Antoni. La charla, que llevó por título ‘La Cofradía de Pescadores de Sant Antoni y su realidad actual’, contó con la participación de José Antonio Castelló, patrón mayor de la Cofradía; Lucas Costa, vicepatrón, y Nico Vallespir, vocal, y estuvo moderada por el periodista Xescu Prats.
Una de las principales conclusiones que el público pudo extraer del coloquio es que la Cofradía siguen siendo un ejemplo de viabilidad y sostenibilidad, pese a que ha visto reducida su flota a la cuarta parte, desde que se segregó de la entidad única que aglutinaba a todos los pescadores pitiusos, hace ya 40 años.
Los pescadores de Sant Antoni comenzaron estando integrados en el Pósito de Pescadores de Ibiza y Formentera “Las Pithyusas”, que se fundó el 18 de junio de 1922, estableciendo su sede en el puerto de Ibiza. Ésta, a lo largo de casi 60 años, funcionó exclusivamente con una junta directiva formada por armadores y pescadores de la capital. La situación cambió en 1980, cuando el patrón de entonces, Joan Ribas Suñer, Curt, en la Junta General de la Cofradía, decidió integrar a representantes de Sant Antoni, Santa Eulària y Formentera en la directiva. Cuatro años más tarde, se aprobó la segregación de Sant Antoni y de Formentera. La isla quedó dividida en la cofradía de Ibiza, que abarcaba la costa de levante desde Portinatx hasta sa Caleta, y la de Sant Antoni, que gestionaba el territorio restante por el lado de poniente.
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José Castelló explicó que cuando se creó la Cofradía de Sant Antoni había 3 barcas de arrastre y 63 llaüts y embarcaciones de artes menores. En la actualidad, la flota se reduce a una barca de arrastre y 16 embarcaciones menores; es decir, alrededor de la cuarta parte. Aun así, la Cofradía, según detallaron los ponentes, sigue siendo viable y mantiene una pesca sostenible y mayoritariamente artesanal que permite conservar en buen estado los caladeros.
Los tres participantes en la tertulia manifestaron ser pescadores por vocación y sentirse plenamente felices con el oficio que desempeñan, a pesar de los sacrificios que requiere y las muchas horas que le dedican, para que los vecinos del municipio de Sant Antoni y los restaurantes puedan disponer de una materia prima tan excelente como la que simboliza la marca Peix Nostrum, que identifica en los mercados los ejemplares capturados por la flota local, certificando su trazabilidad.
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Tres pescadores por vocación y por tradición
José Castelló Ribas es presidente de la Cofradía de Sant Antoni desde octubre de 2015 y su hermano Juan José ejerce también como secretario. Su padre, Xicu Castelló Ferrer, fallecido en 2023, fue uno de los pescadores legendarios de la zona. Nació en 1935 y pescó desde que era niño hasta los 77 años. Él también aprendió de su padre, Xicu Castelló Serra. José Conserva el ‘Sires’, el barco de su padre, que por cierto construyó José Tur ‘Cires’, carpintero de ribera y padre del actual presidente del CNSA, y todavía sale con él. También faena con el ‘Bribona II’, que es más moderno. En invierno, época de gerret, hacen falta cuatro manos y se hace a la mar junto a Nico Vallespir.
Lluc Costa Costa, por su parte, es vicepatrón de la Cofradía de Sant Antoni desde el año 2015. Su padre Lluc Costa Riera, que se jubiló en 2012, también se dedicó a lo mismo toda la vida y le enseñó el oficio cuando comenzó a embarcarse en serio con él, con 14 ó 15 años. Heredó el llaüt ‘Mariné’, aunque luego hizo caso a su padre y adquirió una embarcación más moderna, el ‘Nou Mariné’.
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Nico Vallespir, asimismo, decidió ser pescador tras renunciar a seguir trabajando en el turismo. Su familia tiene el Hostal Rosalía de Sant Antoni y se cansó de lidiar con sus huéspedes, habitualmente jóvenes británicos. Su primera nave fue un arrastrero, el ‘Blasco’, que adquirió con otros tres socios, en la que pasó diez años. Los diez siguientes los ha vivido navegando a bordo de un llaüt, el ‘Juan’, en solitario, salvo los inviernos cuando sale con Jose Castelló a por gerret. Nico, además, imparte los talleres de pesca que se organizan con motivo de la Setmana del Mar, en los que los chavales aprendan la importancia de su trabajo y los criterios de sostenibilidad con que lo desarrollan.
Durante la charla, José Castelló, tras proyectarse la famosa imagen del ‘Bohemio’ con ocho personas a bordo desenganchando bogas de las redes, explicó que la forma de pescar que desarrollaban las primeras generaciones de la cofradía no tiene nada que ver con la actual. Las embarcaciones ahora están equipadas con maquinillas para izar los aparejos y antes todo se hacía a mano. Eso permite lograr los mismos rendimientos con una sola persona a bordo y hacerlo, además, con un tiempo y esfuerzo notablemente inferiores.
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Protocolos, furtivismo y saturación
Lluc Costa, por su parte, explicó que el oficio también ha cambiado mucho en cuanto a los protocolos. Ahora los pescadores no pueden llevar artes distintas en la embarcación cuando salen a faenar –por ejemplo, palangre y redes–, mientras que antaño podían compaginarlo todo, pudiendo variar el día en que un arte no producía rendimiento.
El patrón del ‘Nou Mariné’ explicó también que la pesca furtiva sigue estando a la orden del día en Ibiza e incluso explicó que los ilegales actúan con tal descaro que a él le han llegado a proponer subir las capturas de los arponeros a su embarcación, como si las hubiese pescado él en sus redes de forma legal, y repartirse las ganancias. Obviamente, se negó a tal maniobra.
Al respecto del furtivismo, Jose Castelló añadió que, aunque se producen algunas denuncias, no hay suficientes medios para combatir la pesca ilegal y que, por ejemplo, en el Consell Insular d’Eivissa existen plazas de inspectores de pesca que siguen vacantes por falta de personal. El patrón mayor también explicó su ciclo anual de pesca. En la actualidad, al igual que en los últimos inviernos, se dedica al gerret hasta la primavera, en que se abre la veda de la langosta, dedicándose a ella y a la captura de pescado variado mediante trasmallo. Ya con el otoño, se pasa a la sirvia con el curricán y al palangrillo.
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Por su parte, Nico Vallespir subrayó las dificultades que tienen para faenar en la bahía y por toda la costa del entorno, debido a la saturación de embarcaciones, y los constantes incidentes que padecen con la navegación recreativa, al engancharse dichas embarcaciones en sus artes, pese a estar siempre bien señalizadas con boyas. Además, se proyectó un vídeo difundido por el programa ‘Aquí la Tierra’, de La 1 de Televisión Española, en el que cocinaba una sorprendente versión del sofrit pagès, donde sustituía la carne de pollo y cordero por langosta, acompañada de patató, sobrasada, butifarra, judías verdes y la tradicional picada. El vídeo puede verse en este enlace, a partir del minuto 15,11.
Además, explicó que a los niños de la Setmana del Mar les explica las especies más habituales que se pescan en el entorno de la bahía, las artes que se emplean y que la pregunta recurrente que le hacen es si existe tiburón blanco en el mar isleño. Él les responde que, si existe una palabra para nombrarlo, en este caso “Cel Roig”, es que sí. Y para demostrárselo, les enseña una foto de una gran sirvia mordida por lo que parece la boca de un escualo, con los dientes marcados.
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También aludieron a otras cuestiones como el exceso de burocracia que tienen que afrontar en el día a día y la necesidad de que no se restrinja más a los arrastreros los días para faenar. Su presencia es imprescindible para la supervivencia de las cofradías, dado que estas embarcaciones son las que traen más volumen de capturas. Aun así, José Castelló reconoció que el pescado que los profesionales de las cofradías ibicencas traen a los mercados y restaurantes no representa más que alrededor del 12% del que realmente se consume en la isla.
A pesar de las dificultades, los tres reiteraron su amor por el oficio que desempeñan, que les mantiene vinculados a diario con la naturaleza y el mar. También afirmaron que, pese a las dificultades, tienen la esperanza de poder jubilarse en el mar y que sus hijos, si algún día quieren dedicarse a lo mismo que ellos, podrán hacerlo.