Esta mañana se ha celebrado en el Hotel Ocean Drive de Barcelona, situado en el barrio del Eixample, la presentación de la XXXVI edición de la Ruta de la Sal, que ha contado con la participación del Club Nàutic Sant Antoni, con la asistencia de la responsable de Comercial y Marketing, Emma Costa, y del director del Área Deportiva, Enrique Mas.
La competición se celebra en unas pocas semanas, del 28 a 30 de marzo, en plena Semana Santa, y como es habitual tendrá doble salida desde Port Ginesta (Barcelona) y Denia, con meta única en la bahía de Portmany, gracias a la colaboración que Es Nàutic mantiene con la organización de la prueba desde hace ya 15 años.
Durante el acto, en el que se ha confirmado que de momento hay 170 equipos inscritos, ha tomado la palabra Enrique Mas, quien ha definido la Ruta de la Sal “como un evento consolidado, que ha sabido adaptarse a los cambios. El mejor fue cambiar de puerto y llegar a Sant Antoni en 2009, año que finalizamos las obras”, ha puntualizado, refiriéndose a la terminación de los nuevos pantalanes, que modificaron por completo la estructura del club, permitiendo acoger un evento tan ambicioso y multitudinario como éste.
“La Ruta de la Sal siempre ha sido una oportunidad y un gran escaparate para comunicar el compromiso social que tiene el Club Nàutic Sant Antoni con la sociedad, a través del deporte y la sostenibilidad”, ha apuntado.
Finalmente, Enrique Mas ha apostillado que estamos ante “un evento con gran impacto sobre el municipio y sobre la isla, que tanto los socios del CNSA como la Junta Directiva siempre han valorado muy positivamente. Por tal motivo, sois y seréis bienvenidos”.
El origen de la Ruta de la Sal hay que buscarlo en mayo de 1846, cuando la ciudad de Barcelona fue bloqueada por los ejércitos carlistas durante la denominada ‘Revolta dels Mariners’. Una de las consecuencias de esta acción fue la escasez de sal que sufrió la población y que puso en peligro a la ciudad condal. Ante esta situación, un empresario convocó a los armadores y navegantes más conocidos del momento y les propuso el siguiente desafío: pagaría la sal que transportaran desde las salinas pitiusas en función del orden de llegada. Los primeros la cobrarían en oro, pero a los más rezagados probablemente no les diera ni para abonar el salario de sus marineros.
Un total de trece embarcaciones se presentaron al desafío y la primera en llegar fue el Halcón Maltés, una goleta de Baltimore de 32 metros de eslora, patroneada por el griego Andreas Potrus. Le siguieron el jabeque Jerba y el bergantín Arrogante.
Inspirándose en esta prueba, nació en 1989 la Ruta de la Sal, en la que participaron 36 embarcaciones. Al año siguiente la asistencia ya casi se dobló, con 65 barcos inscritos, y en 1991 se puso en marcha la versión Este desde Denia, sumando entre las dos salidas un total de 119 naves. Desde entonces, la regata no ha dejado de crecer, hasta el extremo de convertirse en un auténtico fenómeno entre los aficionados a la. En el año 2000 se superaron las 300 embarcaciones, estableciéndose el récord.
El CNSA figura entre los organizadores de la regata, mientras que el Consell Insular d’Eivissa y el Ayuntamiento de Sant Antoni de Portmany son parte de los colaboradores.