Ayer por la noche, el salón social del Club Nàutic Sant Antoni acogió una nueva edición del ciclo de tertulias ‘Xerrades Essencials’, donde el arqueólogo Marcus Heinrich Hermanns analizó la situación actual del patrimonio arqueológico ibicenco que permanece oculto, en manos privadas.
La charla tuvo como título ‘¿Qué hacemos con el patrimonio arqueológico oculto?’, estuvo moderada por el periodista Xescu Prats y comenzó con una curiosa fotografía, a modo introductorio, publicada en el portal de la Enciclopèdia d’Eivissa y Formentera, para ilustrar el término “Àmfora”. La imagen, tomada entre 1930 y 1934 por un extranjero desconocido, muestra a un grupo de personas posando con múltiples ánforas en el muelle pesquero de Ibiza.
En el transcurso de la charla, Hermanns propuso nuevo caminos y soluciones para que los innumerables objetos hallados en el fondo marino a lo largo del tiempo, que en parte se encuentran dispersos por numerosas casas de la isla, puedan al menos ser fotografiados, inventariados y estudiados por los investigadores, ya que esta vasta colección de piezas constituye una fuente histórica de gran valor científico y divulgativo.
Hermanns comenzó su ponencia definiendo qué es patrimonio arqueológico oculto y equiparo el término “oculto” con “sumergido”, definiéndolo como aquellos objetos que se encuentran bajo el agua y también los que no están en museos o en los registros oficiales, pudiendo permanecer en manos privadas, en colecciones particulares o en mercados ilícitos.
El arqueólogo puso como ejemplo diversas operaciones policiales contra el mercado negro de objetos arqueológicos y subrayó que el patrimonio marítimo es clave para comprender la historia de la isla. En este sentido, recordó la importancia geoestratégica de Ibiza en la antigüedad y específicamente de la bahía de Portmany, recordando los pecios y yacimentos arqueológicos submarinos más destacados de este entorno y los hallazgos que allí han tenido lugar.
Una de las curiosidades en relación al patrimonio submarino oculto es la normalización de la presencia de elementos arqueológicos, como ánforas y áncoras, en el entorno privado ibicenco y puso como ejemplo varios cuadros del pintor Laureà Barrau donde se ve a pescadores de Santa Eulària extrayendo ánforas del mar o fotografías de casas de la isla con un ánfora o un áncora como objeto decorativo.
Hermanns explicó que la ley actual de patrimonio histórico de las Illes Balears (Ley 12/1998) obliga a los propietarios de estas piezas a declarar estos bienes ante las autoridades competentes (Conselleria de Cultura o Consell Insular correspondiente), así como a conservarlos en condiciones adecuadas. También se debe comunicar el traspaso de estos bienes y se prohíbe su exportación, entre otras medidas.
Respecto a las posibilidades que existen para que aflore este patrimonio oculto, el arqueólogo aludió a diversas amnistías aprobadas en lugares como Italia, Grecia, Colombia y Francia, así como la que se hizo en Cataluña y en el conjunto del país. Sin embargo, profundizó especialmente en la amnistía australiana, que tuvo que realizarse cinco veces por la necesidad de acometer modificaciones. Aunque estas iniciativas sí lograron sacar a la luz parte del patrimonio oculto de estos países y regiones, no se pudo evitar que el mercado negro aprovechara la coyuntura.
Marcus también aludió a la posibilidad de donar esta clase de bienes a los museos. Sin embargo, dijo que “el patrimonio arqueológico submarino no tiene presencia en los museos de la isla”, ya que el único que contaba con una pequeña muestra era el Museo arqueológico de Dalt Vila y lleva muchos años cerrado. Los niños ibicencos y la población en general no tienen acceso a este patrimonio, que únicamente se conserva almacenado, lo que no constituye precisamente un incentivo para que los particulares que atesoran esta clase de bienes los cedan a las instituciones públicas para su exhibición.
En este sentido, desde el público, que casi llenó la sala, se apuntó la necesidad de crear un centro de interpretación de la bahía de Portmany, donde se pueda exhibir esta clase de patrimonio, y también se lamentó que las administraciones locales están tan poco involucradas en la conservación de estos bienes.
Un arqueólogo especializado en el fondo del mar
Marcus Heinrich Hermanns nació en Mönchengladbach, Alemania, en 1973, aunque a los seis años se trasladó a Ibiza. Aquí estudió en el colegio l’Urgell de Sant Josep y después en los institutos de sa Blanca Dona y Quartó de Portmany. Se licenció en Arqueología clásica, Prehistoria e Historia Antigua por la Universidad de Colonia, en el año 2000, y posteriormente recibió el título de doctor en Arqueología, en la misma universidad.
Como profesional de la Arqueología, Marcus se dedica tanto a la investigación como a la docencia, y realiza labores de gestión cultural, sobre todo en el ámbito del patrimonio arqueológico y arquitectónico. Ha sido investigador asociado del Instituto Arqueológico Alemán, dentro del departamento de Roma, entre otros, y entre 2011 y 2016 trabajó como investigador contratado en el departamento de Madrid de esta misma institución. Además, ha sido profesor asociado en diversas universidades alemanas y ha impartido clases en Alemania y España.
También es buzo profesional, instructor de buceo científico y miembro de la junta directiva de la Comisión Nacional de Buceo Científico del Estado alemán. Su principal campo de investigación es la economía en la antigüedad, realizando diversos proyectos también en la isla, entre los que destacan la carta arqueológica submarina de Eivissa, por encargo del Consell Insular y con el apoyo del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS), de la Guardia Civil, así como el proyecto arqueológico-minero del Puig de s’Argentera, en Sant Carles de Peralta.
Ha trabajado en multitud de yacimientos arqueológicos submarinos en Ibiza y otros lugares del mundo, y su presencia en Es Nàutic es habitual, ya que además ejerce como patrón de la lancha de Salvamento Marítimo, que permanece amarrada en los pantalanes del club.
Durante las celebraciones del 50 aniversario del CNSA ofreció en la carpa instalada en el pantalán central una interesante conferencia titulada ‘La bahía de Portmany. La perspectiva arqueológica’, y que hace justo un año estuvo en el salón social presentando el libro ‘Galiotes, una batalla oblidada’, junto a los historiadores Antoni Ferrer Abárzuza y Antoni Tur Torres.